Sentada en el patio de su casa, miraba las estrellas y sus ojos se llenaban de nostalgia. Podía abrazar la soledad de sus paredes y asfixiarse en el silencio de la noche. Quería creer que allá arriba había algo más, “¿El paraíso?, ¿La vida eterna? ¡No, promesas, solo promesas!”, pensaba mientras acariciaba su cabello ondulado. ¿Será que te volveré a ver?, ¿Te daré un abrazo?, ¿Expresaré el te amo que te negué?

Dos decepciones amorosas han sido suficientes para sentir que está rota en miles de pedazos, ahora no sabe quién es. El rencor envenena el alma y te lastima como si fuera tu enemigo. Los hombres son expertos en el arte de mentir, parece un comportamiento que se ha instaurado como normal. La confianza se ha ido porque las personas únicamente saben traicionar. Ha perdido la fe en los seres humanos, no hay salvación posible.

Edith respira profundo y en calma reflexiona que jamás estuvo enamorada de alguno de sus exnovios. Atracción física, afecto, buen sexo y compañía para divertirse, eso era lo que confundía con amor. Aun así, le causaron mucho sufrimiento al serle infiel. Duele mucho que te vendan una realidad paralela, una farsa. Se cree una tonta por permanecer engañada tanto tiempo. Los odia porque la hicieron sentir como un juguete desechable. No desea hablar con su familia y menos con un terapeuta, no regalará su dinero, tampoco va a compartir sus intimidades con un desconocido.

Después que le presentaron a Alejandro, un nuevo compañero de trabajo, descubrió que sus exparejas suscitaron una fantasía para escapar de los sentimientos verdaderos, pero a ella le gustaba vivir en una quimera, aferrándose a un espejismo de felicidad. Este chico le erizaba la piel, le ofrecía motivaciones e ilusión, pero no podía permitírselo, “¿Otro desengaño?” decía para sí y movía su cabeza en señal de incredulidad. ¿Cómo Alejandro podía causarle tales sensaciones sin tocarla?

Compartía con él y los demás empleados frecuentemente, el sentimiento se enarbolaba más fuerte. Han pasado seis meses, notaba que este muchacho también se sentía atraído, intercambiaron números y conversaban a diario. Era tan perfecto: amable, detallista, carismático e inteligente. Pero Edith no quería avanzar, todos los hombres eran iguales, usan una fachada para conseguir a una próxima víctima y ella no estaba disponible para que le hicieran daño otra vez, ser el tapiz de intentos frustrados. Fracaso ya no sería su segundo nombre.

Optó por amargarse, actuar fría e indiferente. Trabajó mucho en su actuación para no inmutarse al verlo. Su lenguaje corporal no la delataba, sabía disimular de forma magistral. Cuando el brillo de sus ojos quería ponerla en evidencia, la barrera en su pensamiento la transformaba en un holograma impasible. Jamás buscó un acercamiento, más bien su actitud era un obstáculo entre los dos. Así transcurrieron los días. La tranquilidad era una palabra que atesoraba y no podía abrazar.

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Nunca fue tan certero que la represión del amor nos enfermara. Lo que no decimos se nos convierte en desvelo, en zozobra, en ansiedad. Esa obstrucción de palabras en la garganta se acumula en el cuerpo y se convierte en un asesino sigiloso, nos corroe desde las entrañas. ¿Acaso hay algo más infame que tener el corazón comprometido? Edith trataba de continuar con su rutina, pero la imagen de Alejandro la golpeaba incesantemente.

¿Cómo le pongo fin a esta situación?, ¿Qué debo hacer?, ¿Renunciar? Las interrogantes la invitaban a desfallecer y abandonar la tienda de electrodomésticos. ¿Un trabajo vale más que la paz mental? No podía deshacerse de la sonrisa y la mirada de Alejandro, lo detallaba de lejos y se enamoraba más. Sin embargo, nadie advertía el torbellino de emociones que él desataba en ella.

Edith decidió reportarse enferma y ausentarse unos días del trabajo para pensar qué haría. Una semana sería suficiente, poner distancia y concentrarse en otros proyectos era lo que necesitaba. Fue a buscar sosiego y eso fue lo que obtuvo, por lo menos de forma pasajera. Había conseguido el brío para afrontar su realidad sin que esta le afectase demasiado. Era hora de verlo nuevamente y comprobar que había progresado.

Pasado el tiempo acordado, regresó a su empleo, pero una noticia la sorprendería. Alejandro había renunciado porque se iría del país, se le presentó una oportunidad que no podía rechazar. Al igual que sus emociones también ocultó sus lágrimas. Quiso escribirle un mensaje mas no se atrevió. Lo dejó irse sin despedida. El dolor era hondo, sin embargo, aprendería a lidiar con él.

Edith tarde se dio cuenta que los sentimientos reprimidos influyeron directamente en su organismo, se le desarrolló una insuficiencia cardiaca. La fatiga y la debilidad la hicieron declinar a su cómodo empleo y, definitivamente, al amor. Se mudó a otra comunidad y buscó un oficio por internet, donde hacía el dinero necesario para sobrevivir y ayudar a algunos familiares.

Han pasado tres años y la hinchazón en las piernas, tobillos y pies la obligan a estar sentada en el patio de su casa, tratando de descansar y comiendo algo ligero de cena. No puede evitar que los recuerdos le calquen a Alejandro en lo más hondo de su corazón. Lo tiene tatuado en el alma y en la mente, por más que lo ha tapizado en un mar de mentiras. Se quedó mirando al pasado como una estatua de sal.

Sitting in the patio of her house, she looked at the stars and her eyes filled with nostalgia. He could embrace the solitude of its walls and suffocate in the silence of the night. I wanted to believe that there was something else up there, “Paradise? Eternal life? No, promises, just promises!” she thought as she stroked her wavy hair. Will I see you again? Will I give you a hug? Will I express the I love you that I denied you?

Two love disappointments have been enough to feel that she is broken into thousands of pieces, now she doesn't know who she is. Resentment poisons the soul and hurts you as if it were your enemy. Men are experts in the art of lying, it seems a behavior that has been established as normal. Trust is gone because people only know how to betray. He has lost faith in human beings, there is no possible salvation.

Edith takes a deep breath and calmly reflects that she was never in love with any of her ex-boyfriends. Physical attraction, affection, good sex, and company for fun, that was what she mistook for love. Even so, they caused him a lot of suffering by being unfaithful to him. It hurts a lot to be sold a parallel reality, a farce. She thinks she's a fool for being deluded for so long. She hates them because they made her feel like a disposable toy. He doesn't want to talk to his family and even less so to a therapist, he won't give away his money, nor will he share his intimacies with a stranger.

After being introduced to Alejandro, a new co-worker, she discovered that her ex-partners aroused a fantasy to escape true feelings, but she liked to live in a chimera, clinging to a mirage of happiness. This boy gave him goosebumps, offered him motivation and hope, but he couldn't afford it, "Another disappointment?" he said to himself and shook his head in disbelief. How could Alejandro cause such sensations in her without touching her?

I shared with him and the other employees frequently, the feeling grew stronger. Six months have passed, I noticed that this boy was also attracted, they exchanged numbers and talked daily. He was so perfect: kind, detailed, charismatic and intelligent. But Edith didn't want to move on, all men were the same, they use a front to get the next victim and she wasn't available to be hurt again, to be the tapestry of failed attempts. Failure would no longer be his middle name.

She chose to become bitter, to act cold and indifferent. He worked hard on his acting not to flinch at the sight of it. Her body language did not give her away, she knew how to hide it masterfully. When the gleam in her eyes wanted to expose her, the barrier in her thought transformed her into an impassive hologram. He never sought an approach, rather his attitude was an obstacle between the two. Thus the days passed. Tranquility was a word that he treasured and could not embrace.

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It was never so certain that the repression of love made us sick. What we don't say turns us into sleeplessness, anxiety, anxiety. That obstruction of words in the throat accumulates in the body and becomes a stealthy killer, it corrodes us from the gut. Is there anything more infamous than having a compromised heart? Edith tried to continue with her routine, but the image of Alejandro hit her incessantly.

How do I put an end to this situation? What should I do? Give up? The questions invited her to faint and leave the appliance store. Is a job worth more than peace of mind? She couldn't get rid of Alejandro's smile and look, she detailed him from afar and she fell more in love. Yet no one noticed the whirlwind of emotions he unleashed in her.

Edith decided to call in sick and take a few days off work to figure out what she would do. A week would be enough, putting distance and concentrating on other projects was what he needed. He went looking for peace and that was what he got, at least temporarily. He had found the verve to face his reality without it affecting him too much. It was time to see him again and check that he had progressed.

After the agreed time, she returned to her job, but some news would surprise her. Alejandro had resigned because he was going to leave the country, an opportunity arose that he could not refuse. Just like her emotions she also hid her tears. He wanted to write a message to her but he didn't dare. He let him go without goodbye. The pain was deep, however, he would learn to deal with it.

Edith later realized that repressed feelings directly influenced her body, she developed heart failure. Fatigue and weakness made her decline to her comfortable employment and, definitely, to love. He moved to another community and looked for a job online, where he made the necessary money to survive and help some relatives.

Three years have passed and the swelling in her legs, ankles and feet force her to sit on the patio of her house, trying to rest and eating something light for dinner. He can't help it if the memories stick to Alejandro in the depths of his heart. He has it tattooed on his soul and mind, even though he has upholstered it in a sea of ​​lies. He stared into the past like a pillar of salt.