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Sobre cómo me volví viajera - Primera parte

Naci en el barrio de Villa del Parque, en el área de Capital Federal, provincia de Buenos Aires. Mi crecimiento acunó la posibilidad de ser el típico "bicho de ciudad" 🐞 una vida con gran actividad social y cultural. Recuerdo que cuando fui cresciendo y haciéndome independiente, decía orgullosa que elegía ese estilo de vida, que no me imaginaba de otro modo🌆. Por otro lado, desde pequeña admiraba a mi tia que viajaba sin parar (y muchas veces nos llevaba con mi hermano, o abuela mientras vivía); también en mi adolescencia, mi papá se fue a vivir a Sudáfrica, y viajé en avión sola a verlo como regalo de mis 15 años. En aquel momento no me gustaba la playa, la arena 🤣, quería solo comodidades y pocas cosas que me incomoden o salgan de lo común 🙊

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Intenté seguir un modelo familiar donde siempre se incentivó que el orgullo era conseguir saltar de clase social, llevar una buena vida, que solo llegaría de la mano de un título universitario y un buen pasar económico, por sobre todas las cosas. Elegir qué carrera estudiar estaba cargado de energía y tensión 👩🏼‍🎓, porque de ello dependería todo el resto de mi existencia, e inclusive en cierto punto, el bienestar de mi linaje.
A la hora de soñar me encantaba la idea de seguir la vida que llevaba mi tía (mujer que amo, honro y admiro): profesional de gran reconocimiento, posibilidad de lujos y vacaciones a destinos en todo el mundo, rutina y status estable. El ejemplo de mis padres, era que al haberse convertido padres jóvenes, no lograron alcanzar un título, denotando sentirse condicionados por ello casi para siempre.
Este era el panorama que contextualizaba mis desiciones mientras dejaba la adolescencia y encaraba una vida adulta e independiente.

Mismo dentro de baires, nunca me molestó moverme para llegar a los miles de puntos que visitaba 🎒bolso al hombro con ropa comoda, deportiva, para salir... de todo "por las dudas que"; guia presente (aquel mapa que incluía todos los recorridos de transporte público), algo de dinero y la sonrisa. Realmente recorría y viajaba de punta a punta combinando subte, tren, bondi -corto o media distancia- y a veces bici; ni hablar lo mucho que facilitó el avance tecnológico llevando la mitad de mi vida conmigo en el celu.
Mis amigos sabían que llegaba con grandes posibilidades de pasar la noche, y siempre olvidándome algo al retirarme entre idas y vueltas; yo decía que era inconscientemente para volver una y otra vez. Algo de mi se apropiaba de esos lugares que no eran mi casa, pero se sentía por aquel momento como tal.

Y así mi joventud quizo saltar unos cuantos pasos, y vestirse de vida con responsabilidades adultas.
Duré unos años y la primer gran atadura que solté fue formar una familia por seguir un modelo . Comencé a crecer como trabajadora independiente, me encantó el gustito de dejar atrás una rutina fija.
Luego el sistema complicaba una y otra vez mi título, frustrandome más y más; no logré, mismo intentandolo 3 años extras para culminar las mínimas 5 materias que faltaban para recibirme... Le dije chau, y que tampoco me ataría a ello. Es el día de hoy, que cada tanto me frustra y cuesta, mas sé que fue y será perfecto.

Y ahí de repente, en un momento de gran desolación surgió el primer viaje... El verdadero, el iniciático 💎
De ahí en adelante toda mi vida dió un vuelco de 1000 grados.
Ese viaje que llevaría 15 días recorriendo el Norte, fueron 2 meses desde Argentina hasta Ecuador.
Viví la magia de viajar, la magias de vivir el día a día sin morir en el intento, la magia de no tener el control de todo y ser extasiadamente FELÍZ.

Resultó que una gran amiga me invitó al norte a vacacionar juntas en sus últimos 15 días de descanso. Yo, soltera, triste, sin saber de qué trabajaría... tal propuesta, sonaba a Salvación.

La aventura comenzó desde el primer instante 🪄 . Para abaratar costos, comencé a preguntar entre conocidos y no tanto, si alguien viajaba para compartir gastos; lo logré.

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A unos 600 km de Baires, el auto se rompió y demoraría una semana en volver a estar disponible... Lo cual perdía sentido.
Yo sabía que un amigo se lanzaba en moto con mismo destino, el plan era reunirnos allá. Al momento que lo contacto, encaja perfecto para buscarme y seguir juntos. Dejé mi gran mochila en el auto ya que llegaría unos días despues... tomé lo mínimo y necesario para irme, y fuimos en moto hasta Jujuy (1200km).

El viaje en moto me llevó a meditar... Al princípio eran mi mente entre puros problemas y peleas... Quien me mando a estar en esta! Como voy a hacer para costear el gasto de estos días? Y las deudas a la vuelta!... Luego pase tanto tiempo en silencio que mi mente quedaba en blanco y disfrutaba inmensamente el solcito y el paisaje. Wow... Otra cosa se alejaba, comencé a soltar preocupaciones y degustar el momento presente.

Recordar todo esto es fascinante; me regala un instante de mayor y mayor claridad a cada palabra.
Y tu tienes ganas de viajar? Te gustaría encontrar tu camino, aquel que hace a tu espiritu brillar? Si estás viajando, recuerdas detalles de tu niñez que marcaron lo que hoy eres? Ya soltaste grandes mandatos familiares o sociales?
A seguir despertando y preguntándonos. La vida es un regalo, vamos a vivirla intensamente!

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