Me vestí rápido mientras Roberth me esperaba en la sala. La suite del hotel era lo suficientemente grande como para que durmiera un batallón, sin embargo, apenas salí, un profundo sueño me invadió y quise despedir al sheriff y quedarme durmiendo, pero cuando llegue a su altura me di cuenta de que esté estaba dormido en el diván.

Roberth era un hombre divorciado. Nos habíamos conocido desde niños y aunque Thomas siempre dijo que yo le gustaba, nunca supe de su boca si aquello era verdad. A decir verdad, por muchos años tuve miedo de perder la amistad de mis amigos, por un affaire. Las mujeres del pueblo tenían una manera de pensar muy conservadora, así que siempre me miraban con recelo.

Aproveché de observar un poco a Roberth. Comencé a imaginar el por qué su matrimonio había fracasado; él era hijo único, por esa razón se había quedado en Georgetown. Con el tiempo perdimos contacto y a veces nos enviábamos correspondencia. Era escasa la comunicación, puesto que Mary era una mujer bastante celosa, cosa que comprendía, el sheriff era guapísimo.

Después de haberme puesto un vestido ceñido al cuerpo y de una sola pieza, me dejé llevar por el sueño. Lo que comenzó como una pequeña siesta se convirtió en 4 horas consecutivas rendida ante Morfeo. Cuando desperté Roberth parecía absorto leyendo el contenido de los sobres que habíamos encontrado, miré el reloj y pasaban las 8 de la mañana.

—¿Por qué has comenzado sin mí? — dije mirándole a los ojos.

—¡Buenos días!, tuve la idea de llamarte, pero no quise entorpecer tu sueño. Estas son cartas entre Thomas y Caroline Wilson. Toma ayúdame con estas de aquí —dijo entregándome otro grupo de sobres.

—Es extraño Roberth, estos sobres fueron dejados atrás con toda la intensión. Quien sea que haya estado anoche en la casa de Thomas, sabía lo que hacía cuando dejo estas cartas atrás.

—También lo creo y no solo eso, Margareth miente. Ella si sabía del affaire que Thomas tenía con Caroline, la misma señorita Wilson le increpa en esta carta que se divorcie ahora que Margareth sabía la verdad. Este fue un crimen pasional y evidentemente alguien oculta algo.

—No únicamente eso, anoche, también me percaté que la casa estaba bastante limpia. Pero, el envoltorio del té imperial parecía dispuesto como para que lo encontráramos. Todo apunta a Margareth y un poco a Caroline, sin embargo, es probable que aquel encuentro nocturno que sostuvieron los amantes, si se haya efectuado.

—Vamos, necesitamos llegar al sepelio. Estamos cerca de saber la verdad y es probable que, en este momento, el asesino sepa que estamos detrás de él. Solamente te pido una cosa, mantente cerca de mí y no trates de actuar sola.

Asentí, pero yo sabía que tenía que actuar sola en algún momento. Sobre todo, si mi corazonada con respecto a Margareth, resultaba ser cierta: Thomas tenía un seguro de vida que superaba las £75.000, teniendo como una beneficiaria a su esposa. Aunque tampoco quería abandonar la línea de investigación que apuntaba a Caroline.

—¡Está embarazada! —grité a todo pulmón —¡Está embarazada!

—¿Quién está embarazada? —preguntó Roberth.

—Caroline, está embarazada. Lo dice en una de las cartas. También estaba amenazando a Thomas con matarse o matarlo a él, si decidía quedarse con Margareth.

—Entonces, eso confirma la versión de Margareth.

—Pero, Margareth nos ha omitido esa información. ¿Por qué?

—No lo sé, pero trata de ser discreta. Por cierto, aunque te ves hermosa cuando duermes… no quiero que en el pueblo comiencen a especular acerca de la relación que tenemos. No quiero que se vea afectada tu imagen, así que…

—Roberth, no me importa lo que piense la gente. Además, ambos somos solteros, si alguien se atreve a faltarme el respeto te lo contaré para que lo pongas a reflexionar en una celda, mientras tanto sigamos investigando. Por cierto, tú también te veías guapo mientras dormías… lástima que tus ronquidos se me hicieran tan fuertes.

Sonreí y bajé del auto antes de que Roberth pudiera defenderse. Aquella mañana mi principal interés era acercarme a Caroline de alguna forma, aunque dudaba que tuviera el descaro de asistir al sepelio. Me estaba preparando para la hora en la cual despediría a mi amigo para siempre. En ese punto no sabía, lo cerca que estaba de resolver el crimen de mi querido Thomas.