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(English version below)
-“Elias, ven acá por favor”, dijo Elain mientras se ponía el suéter para ir a la tienda.
-“Dime mamá”, contestó él enseguida.
-“Cariño, voy por leche a la tienda, dejé el pastel recién hecho en el mostrador, pero te agradezco por favor que no lo pellizques, recuerda que esta noche tu papá invitó a su jefe a cenar y es una ocasión especial, espera hasta entonces”, dijo Elain.
-“Esta bien mami”, dijo Elias sin ningún reparo.
Elias era un joven ya entrando a la fase de la adolescencia, era increíblemente brillante y cariñoso, un buen hijo único y además un buen amigo. Una de las cosas que más disfrutaba al estar en casa, era poder comer los postre de su madre. Sí, ella era la mejor, simplemente preparaba “amor con azúcar” jajaja, así se expresaba Elias.
El no era tan tímido que digamos, pero no se metía en tantos problemas como su mejor amigo de la infancia, James, quien siempre estaba metido en líos. Pero por alguna razón, hacían un buen equipo.
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Era sábado por la tarde, y la puerta sonó: toc, toc. Pero, ¿quién podría ser? Elias no tenía dudas, James, siempre era él. Por eso se apresuró para abrirla y allí estaba su sudoroso y ansioso amigo. Desde que entró no paró de parlotear sobre lo aburrida que había sido su semana de escuela (porque asistían a escuelas diferentes) y de lo felíz que estaba ese día libre.
Durmió hasta casi medio día, levantándose a esa hora para tomar su desayuno y rápidamente después su almuerzo, pero ya era hora de la merienda y sus sentidos no se hicieron esperar.
Elias y James eran los mejores admiradores de los postres de Elain, y ellos siempre eran la mejor motivación para ella.
El ambiente estaba dulce, un aroma a vainilla, canela y chocolate se colaban por todos los sentidos, como si de un hada se tratasen y te arrastraban en dirección a la cocina. La saliva en la boca no se hizo esperar. James saboreaba sus labios con su lengua melosa, sus mejillas regordetas brillaban como iluminadas con rayos celestes y ni hablar de sus ojos. Sus enormes ojos resplandecían como con llamaradas de fuegos saliendo de ellos, justo cuando su mirada alcanzó a ver una de sus visiones más sublimes.
Un enorme pastel cubierto de merengue, el más blanco de todos, más blanco incluso que las misma nieve escarchada, decorado con las más enormes fresas glaseadas del rojo más rojo y brillante que nunca había visto y como si fuera poco, escamas del mas dulce chocolate se enrollaban por toda la superficie. No lo podía creer, era el mejor postre que cualquiera pudiese querer. Pero, ¿qué esperaban?
James corre con toda emoción al mostrador, mientras Elias reacciona y le grita rápidamente:
“No, no la toques. Mamá me dijo que no podía comer pastel hasta después de la cena”
“¿Qué?, pero por qué, ella siempre nos hace postres de merienda”, dijo James
“Es que hoy viene el Jefe de papá a cenar y el postre es para después de la cena”, le explicó Elias quien ya tenía un poco de hambre y comenzaba a deleitarse en el aroma del pastel.
“Pero Elias, mira que es un pastel muy grande y apetitoso. Que enorme están esas brillantes fresas rojas, ¿no las ves?, chocolate, merengue, no me digas que no quiere probarlo”, replicó James.
Elias quien desde el principio entendió y acató la orden de su mamá, ahora veía que el pastel se había convertido en algo irresistible para él, no podía dejar de verlo e incluso de saborearlo en su imaginación.
Entonces, junto a James, comenzaron a planear la forma de comer de él sin que Elain pudiera darse cuenta. Contaron las fresas y vieron su disposición, pero estaban distribuidas de una manera muy uniforme y al levantarlas dejaban su marca. Trataron de levantar las virutas de chocolate, todas guardaban su debido lugar y la falta de una se notaba evidentemente. pensaron también en cortar un poco de pastel por algún lado lo más cercano del plato posible, quizás no se dieran cuenta de ello.
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Cada vez que miraban más el pastel los deseos de comerlo aumentaban. Mientras aún estaban en la trama de su astuto plan James sin querer tumbó el delantal de Elain y cuando Elias se dispuso a levantarlo, con simplemente verlo vio la cara de su hermosa madre, quien siempre lo ha consentido con sus ricos postres ya quien bien muy ocupada con los preparativos para cena de esta noche y quien de forma cariñosa le había pedido que no comiera de él.
¿Qué pasaría si comía?, ¿cuál sería la reacción de ella al llegar? Seguro lo castigaría por más de una semana, pero en realidad eso no era nada, para disfrutar de tan delicioso pastel. Pero, ¿qué sentiría ella?, ¿estaría decepcionada y triste o simplemente molesta? Todas estas interrogantes comenzaron a rondar la cabeza de Elias, mientras esquivaban las imágenes brillantes de tan delicioso pastel.
-"Elias, Elias", entonces que vamos a hacer le gritó James.
Entonces Elias ya no tuvo dudas y mientras caminaba decidido hacia James ya sabía lo que iba a hacer.
ENGLISH VERSION
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-"Elias, come here please," Elain said as he put on his sweater to go to the store.
-"Tell me mom," he replied right away.
-"Honey, I'm going to get milk from the store, I left the freshly baked cake on the counter, but I thank you please don't pinch it, remember tonight your daddy invited his boss for dinner and it's a special occasion, wait until then," said Elain.
-"It's okay mommy," Elias said without any qualms.
Elias was a young man already entering his teenage phase, he was incredibly bright and caring, a good only child and also a good friend. One of the things he enjoyed most about being at home was being able to eat his mother's desserts. Yes, she was the best, she simply prepared "love with sugar" hahaha, that's how Elias expressed himself.
He wasn't shy, but he didn't get into as much trouble as his childhood best friend, James, who was always getting into trouble. But for some reason, they made a good team.
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It was Saturday afternoon, and the door rang: knock, knock. But who could it be? Elias had no doubt, James, it was always him. So he rushed to open it and there stood his sweaty, anxious friend. From the moment he walked in he went on and on about how boring his week at school had been (because they went to different schools) and how happy he was that day off.
He slept until almost noon, getting up at that time to eat his breakfast and then quickly after that his lunch, but it was already snack time and his senses did not wait.
Elias and James were Elain's best dessert fans, and they were always the best motivation for her.
The atmosphere was sweet, a scent of vanilla, cinnamon and chocolate drifted through all the senses like a fairy and pulled you in the direction of the kitchen. The saliva in her mouth was not long in coming. James savored her lips with his honeyed tongue, her plump cheeks glowed as if illuminated with light blue rays and not to mention her eyes. Her huge eyes glowed as if with flames of fire shooting out of them, just as her gaze caught sight of one of her most sublime visions.
A huge meringue-covered cake, the whitest of them all, whiter even than the frosted snow itself, decorated with the most enormous strawberries glazed in the reddest, brightest red she had ever seen and as if that wasn't enough, flakes of the sweetest chocolate rolled all over the surface. I couldn't believe it, it was the best dessert anyone could ever want. But what were they waiting for?
James excitedly runs to the counter, as Elias reacts and quickly yells at him:
"No, don't touch it. Mom told me I couldn't have cake until after dinner."
"What, but why, she always makes us snack desserts," James said.
"It's just that today Dad's Boss is coming for dinner and dessert is for after dinner," explained Elias who was already a little hungry and was beginning to revel in the aroma of the cake.
"But Elias, look how big and appetizing the cake is. How huge are those bright red strawberries, don't you see, chocolate, meringue, don't tell me he doesn't want to try it," James replied.
Elias, who from the beginning understood and obeyed his mother's order, now saw that the cake had become irresistible to him, he could not stop seeing it and even tasting it in his imagination.
Then, together with James, they began to plan how to eat it without Elain being able to notice. They counted the strawberries and saw their arrangement, but they were very evenly distributed and when lifted they left their mark. They tried to lift the chocolate chips, they all kept their proper place and the lack of one was evidently noticeable. they also thought of cutting a bit of cake somewhere as close to the plate as possible, maybe they would not notice it.
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Each time they looked at the cake more and more the desire to eat it increased. While they were still plotting their cunning plan James inadvertently knocked over Elain's apron and when Elias was about to pick it up, just by looking at it he saw the face of his beautiful mother, who has always spoiled him with her delicious desserts and who was already very busy with the preparations for tonight's dinner and who had lovingly asked him not to eat from it.
What would happen if he ate?, what would her reaction be when he arrived? Surely she would punish him for more than a week, but in reality that was nothing, to enjoy such a delicious cake. But what would she feel, would she be disappointed and sad or just upset? All these questions began to haunt Elias' head, as they dodged the bright images of such a delicious cake.
-Elias, Elias, then what are we going to do," James shouted at him.
Then Elias had no more doubts and as he walked determinedly towards James he already knew what he was going to do.
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